

Huracán puede estar conforme porque tuvo una virtud que no tuvo San Lorenzo, la efectividad. Sí, es que más allá de la alegría de quedarse con el clásico y así estirar la racha sin triunfos del rival de siempre en el Ducó, el gran mérito que tuvo el equipo de Frank Kudelka fue que la primera que tuvo, la mandó a guardar y eso le dio la tranquilidad de jugar con el resultado a favor casi todo el partido.
Apenas habían pasado los 10 minutos cuando el Colo Gil ejecutó con perfección un tiro libre lejano y esa rosca justo fue a donde saltó Fabio Pereyra, que puso la cabeza y dejó sin nada por hacer al buen arquero que tiene el Ciclón.
El Globo jugó a ser paciente e intentar aprovechar los espacios que el rival le dejaba. Entonces, la ecuación del partido era que el conjunto azulgrana tenía la pelota en campo rival y el local salía rápido para jugar a espalda de los defensores y obligar a Orlando Gill.
No mojó Ramón, pero con un toque fue clave en el gol de Cabral, en tiempo cumplido, para ponerle el moño a un clásico a pedir del Globo, que merecidamente terminó festejando y que sigue contando que desde el 2017 no pierde el derby en su cancha, mientras que ya lleva 12 encuentros sin caer en la Quema.
San Lorenzo tuvo una reacción en el final, ya dos goles abajo, que hasta obligó a una volada de Galíndez por un remate de Cecchini desde afuera del área, pero no alcanzó. Por eso, ya sin invicto en el Apertura, tendrá que superar el cachetazo de un duelo clave en el que le faltó la intensidad de partidos anteriores pero sin tiempos para lamentos porque se le vienen otros dos clásicos, Racing e Independiente.