

Fue una marcha masiva, porque la convocatoria de los hinchas de fútbol a acompañar a los jubilados --para impedir que siguieran siendo gaseados cada miércoles-- sumó a gremios --las dos CTA y gremios de la CGT--, a movimientos sociales, a partidos opositores, tanto de izquierda como al peronismo. Con todo ese acompañamiento los reclamos eran los siguientes:
* Un aumento en las jubilaciones (hoy la mínima es de 279 mil pesos más un bono de 70 mil).
* Recuperar los medicamentos gratis, ya que el gobierno de Milei restringió la canasta del PAMI y el precio de los remedios se triplicó.
* Que se reabra la moratoria previsional, dada de baja por La Libertad Avanza, porque 9 de cada 10 mujeres y 8 de cada 10 varones cercanos a la edad de retirarse no podrán jubilarse sin ella.
La protesta enlazó la identidad popular del fútbol con un reclamo de índole claramente político. En la plaza, Walter, vestido con la camiseta de River, 55 años, explicó por qué se había movilizado: "Cuando mi papá se jubiló lo ví feliz. Ahí me di cuenta de la importancia de tener ese ingreso, de saber que por lo menos vas contar con lo básico para vivir, para poder comer”, dijo.
Maxi, de 30 años, xeneize, también habló de sus abuelos y su papá, jubilados. “Cobran la mínima, no les alcanza para nada y me parece muy injusta la situación”. Todavía no habían empezado los gases. “Si este gobierno no los escucha hoy, no los escucha nunca más”, opinó.
Rodrigo, de 22, llevaba la camiseta de Independiente. Contó que estudia profesorado de historia y trabaja en una metalúrgica. “Mis abuelos vinieron de Santiago del Estero con diez años, y a los doce empezaron a trabajar. No está bien que hoy no tengan una jubilación digna”.
Bullrich defendió su operativo antiprotestas. Puede pensarse que sus consecuencias fueron demasiado graves: podemos recordar también que estos operativos tienen el objetivo de mantener abierto el tránsito. ¿Cuál es sentido de hacerlos?
La ministra se adelantó a cualquier crítica de este tipo y salió asegurar que con el operativo había evitado un mal mayor: dijo que los manifestantes ("energúmenos”) fueron “preparados para matar” y que querían “tomar el Congreso”. Como prueba, aseguró que les secuestraron armas de fuego, armas blancas y “papeles donde tenían anotado” su presunto plan. Sin embargo, los propios manifestantes registraron con sus teléfonos que la policía plantó un arma de fuego en la plaza (ver aparte.
“Esta gente venía a por todo, a tomar el Congreso. En general, las marchas como esta comenzaban con 40 o 50 jubilados, después se sumó la izquierda y ahora se sumaron todos estos grupos… Es una mezcla de narcopolítica con otras personas”, dijo Bullrich.