Ante la presencia de una gran cantidad de fieles por la misa del Domingo de Ramos, el Papa Francisco apareció en público para saludar a los presentes y dar un breve discurso.

Sentado en su silla de ruedas y sin las cánulas nasales de oxígeno, Francisco le deseó a todos los que lo escuchaban “Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa” y dejó la misa en manos del cardenal argentino Leonardo Sandri.

Luego, paseó entre los fieles, charló con un grupo de monjas y se acercó a varios niños que lo esperaban para saludarlo. A pesar de sus problemas para movilizarse y su estado de salud, se mostró sonriente y muy bien predispuesto.

La de hoy se trató de la tercera vez en la que Francisco aparece en público tras sus 38 días de internación, luego de su presencia en el Jubileo de los Enfermos que se celebró el domingo 6 de abril y su segunda aparición en la Basílica de San Pedro.

En su discurso, el Papa le pidió a los fieles que “ante dolores físicos y morales, sea la fe la que nos ayude a no ceder en la desesperación, no encerrarse en la amargura".

Luego, continuó expresando que en consecuencia se debe “afrontarlos sintiéndose envueltos, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre”.

“Hermanas y hermanos, agradezco mucho sus oraciones. En este momento de debilidad física, me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios", dijo acerca del apoyo en las últimas semanas.

Y finalmente, concluyó: “Yo también rezo por ustedes y pido que confíen conmigo al Señor todos los que sufren, especialmente los afectados por la guerra, la pobreza o catástrofes naturales”.