

Por: Lic. Laura Caballaro, especial para LVN
Vivimos en una época donde el cuerpo y la sexualidad se muestran, se comparten y, muchas veces, se rentabilizan. Plataformas como OnlyFans visibilizan nuevas formas de expresión que incomodan, generan preguntas y, en algunos casos, despiertan juicios morales. Pero desde la psicología y la sexología, es necesario mirar más allá del prejuicio y preguntarnos: ¿qué motiva a tantos jóvenes a usar estos espacios? ¿Es una decisión libre, una búsqueda de identidad o una forma de llenar vacíos emocionales?
Primero, es importante aclarar que OnlyFans no es la única plataforma de contenido pago, y que no todo lo que allí circula es sexual. Hay creadores que comparten arte, cocina, entrenamiento físico, consejos de bienestar y hasta propuestas educativas. Reducir esta plataforma solo al contenido erótico es no solo inexacto, sino también prejuicioso. Hay que desmitificar esa mirada que asocia lo sexual con lo sucio, lo inmoral o lo patológico.
Desde una mirada profesional, la libertad sexual y corporal es un derecho. Cada persona tiene la potestad de decidir cómo, cuándo y con quién mostrar su cuerpo o explorar su erotismo. Pero la libertad no debe confundirse con la compulsión o la necesidad de validación constante. El verdadero empoderamiento nace cuando la elección es consciente, y no una respuesta automática al deseo de pertenecer, a la urgencia económica o a heridas emocionales no sanadas.
OnlyFans no es, en sí mismo, un problema. El problema aparece cuando no hay educación sexual integral, cuando el placer no está conectado con el bienestar emocional, y cuando el cuerpo se transforma en moneda para obtener aceptación, likes o compensación emocional. La adolescencia y la juventud son etapas de exploración, pero también de construcción de autoestima. En ese proceso, es vital que puedan contar con adultos presentes, educación afectivo-sexual realista, y espacios de diálogo sin moralinas.
Como psicóloga y sexóloga, no me interesa juzgar, sino acompañar. Lo importante no es si una persona está en OnlyFans o no, sino desde dónde lo hace. Hay quienes lo viven con autonomía y claridad, y quienes lo hacen desde el vacío o la desconexión interna. Y esa diferencia es clave.
La salud mental también se juega en el ámbito digital. Las redes no olvidan, y lo que hoy parece una forma de empoderamiento, mañana puede generar consecuencias emocionales si no hubo reflexión previa. Por eso, educar en cuidado, límites, autoestima y responsabilidad sigue siendo urgente.
El cuerpo puede ser un canal de libertad o una prisión invisible. La diferencia está en la conciencia desde la cual elegimos. Y ahí, acompañar sin juzgar es una de nuestras mayores responsabilidades.
Como adultos, más que prohibir, necesitamos escuchar, habilitar la palabra y guiar desde el diálogo, el respeto y la educación emocional.
Por Laura Caballaro | Lic. en Psicología y especialista en Sexología