

En el marco de la permanente política de vaciamiento y avance hacia la privatización de empresas del Estado, las autoridades que responden al gobierno nacional en Aerolíneas Argentinas anunciaron que la empresa de bandera cerrará prácticamente todas las sucursales comerciales que funcionan a lo largo del país.
La excusa que utilizó esta vez fue que el cierre de esas oficinas se decidió para equilibrar el balance económico de la empresa. Es decir, el consabido argumento de la reducción de costos o bien ajuste. El ahorro sería en alquileres de inmuebles y personal.
Lo cierto es que a partir de fin de mes, 17 de las 21 sucursales de Aerolíneas cerrarán. Quedarán solo dos abiertas, las de Tucumán y Mar del Plata, pero no durarán mucho porque en mayo también dejarán de operar.
Por el momento, las que se mantendrán en pie serán las oficinas en Córdoba y Mendoza, dos provincias aliadas al gobierno nacional. No obstante, será por poco tiempo.
Las que poco a poco fueron cerrando se encontraban en ciudades que son enclaves turísticos con alta demanda y están ubicadas en las provincias de Santa Cruz, Río Negro, Jujuy, Salta, Corrientes, Santa Fe, San Juan, Neuquén, Misiones y Formosa.
Por ejemplo, los centros de venta de Bariloche, Calafate y Mar del Plata no volverán a abrir sus puertas, al menos mientras dure la administración de Javier Milei y este no decida rematar la empresa, que formalmente y por decreto presidencial sigue "sujeta a privatización".
Lo que las autoridades de Aerolíneas Argentinas sostienen es que el volumen de venta que se generaba en esas oficinas no justificaba su manutención. A través de una nota, las autoridades indicaron que “el cambio en los hábitos de consumo hizo que la venta presencial represente hoy apenas el 1 por ciento del total de los tickets emitidos”.