

En algo más de un año y apremiado por la tensión inflacionaria, el ministro de Economía, Luis Caputo, quemó en la hoguera de los Friedman y los Von Hayek toda la bibliografía del libre mercado: en las últimas horas, el funcionario convocó a los grandes supermercados para pedirles que sigan rechazando las listas de alimentos con aumentos y, en paralelo, se metió de lleno a intentar trabar paritarias superiores a la pauta de entre 1 y 3 por ciento que pueden homologar para evitar una disparada en el IPC.
Esto último, además, lo hizo en una discusión salarial emblemática, la de los empleados de Comercio, que sumando los montos fijos superó el 9 por ciento de incremento, ya aprobado por las empresas y el gremio de Armando Cavallieri.
"Esto se va a ir todo a precios", les advirtió "Toto" a las partes, rompiendo aquella idea del Presidente Javier Milei de que las paritarias son un hecho libre entre privados. De todos modos, los convocados al encuentro le advirtieron al Gobierno que el acuerdo se pagará, lo homologuen o no.
En este escenario, en sus oficinas de Hacienda, Caputo recibió este martes cerca de mediodía a los popes de las empresas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), todos gerentes de las grandes cadenas. "Gracias por el esfuerzo, pero tienen que seguir", les pidió, de acuerdo a lo que contaron a este diario fuentes que presenciaron el convite. Se refería el ministro a la práctica de rechazar listas de aumentos enviadas por las empresas proveedoras que integran la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal). Es que en ese encuentro el propio Caputo deslizó que hay firmas, como el caso de las aceiteras, que no cedieron a su pedido de bajar precios. Es decir, el ministro admitió que el modus operandi de apretar a la vieja usanza, no rindió sus frutos y debe apelar a que los supermercados sean su paraguas anti desbordes. "Me tienen que ayudar", les solicitó de manera amable.