Mientras Mauro Icardi celebraba el campeonato de la Superliga turca con el Galatasaray, rodeado del glamour y la compañía de la China Suárez y sus hijos en Estambul, Wanda Nara desplegaba en sus redes sociales una imagen diametralmente opuesta: un tranquilo domingo familiar en Buenos Aires. Lejos del brillo del estadio turco, la empresaria compartió a través de sus historias de Instagram una jornada aparentemente idílica junto a su hermana Zaira y su padre, Andrés Nara.

La secuencia comenzó con una foto de Wanda leyendo con una de sus hijas, anunciando su segundo libro del mes. Luego, la imagen que desató las especulaciones: una foto junto a Zaira, ambas con mascarillas faciales, compartiendo un mate en un ambiente distendido. El escenario cambió con la llegada de Andrés Nara, quien se unió a la merienda familiar, con una mesa repleta de medialunas, cañoncitos de dulce de leche, vigilantes y berlinesas, un clásico despliegue de pastelería argentina acompañado, por supuesto, de mate. La escena, cuidadosamente ambientada en el living de su departamento, con una lámpara de araña, flores y una estantería decorada, parecía sacada de una publicidad de un alfajor.

Sin embargo, detrás de la aparente armonía familiar se vislumbra una estrategia comunicacional calculada. Desde su separación de Icardi, Wanda ha utilizado sus redes sociales para responder, de manera simbólica, a los gestos de su exmarido. Recordemos las publicaciones de joyas tras los rumores de regalos costosos a la China Suárez, o la foto de un supuesto obsequio del Galatasaray, en paralelo a uno recibido por la actriz. Este domingo familiar, entonces, se interpreta como una respuesta a la ostentación pública de Icardi en Turquía, un contrapunto a la imagen de festejos y triunfos con su nueva pareja.

Este despliegue de cotidianidad contrasta fuertemente con las declaraciones recientes de Andrés Nara en el programa "Infama", donde criticó duramente a Icardi, tanto por su falta de una relación positiva con Wanda como por su supuesta falta de responsabilidad en la crianza de sus hijas. El padre de las hermanas Nara afirmó que la relación entre Icardi y él siempre fue conflictiva y cuestionó la poca dedicación del futbolista a sus hijas, denunciando su escasa disponibilidad para pasar tiempo con ellas.

La estrategia de Wanda es clara: mostrar una imagen de familia unida y tranquila en medio de la tormenta mediática generada por la separación y las nuevas relaciones de Icardi. Mientras él celebra en Estambul, ella construye en Buenos Aires una narrativa de hogar, de lazos familiares fuertes y de una vida aparentemente serena. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿hasta cuándo durará esta aparente calma?