viernes 01 de agosto de 2025 - Edición Nº200

Internacionales | 1 ago 2025

Escándalo

Encontró irregularidades en las cuentas del Vaticano, lo forzaron a renunciar y ahora quiere reunirse con León XIV: “A Francisco le ocultaron la verdad”

08:43 |Libero Milone, exrevisor general de la Santa Sede, sigue adelante con una batalla legal por su salida en 2017 y reclama ahora ser escuchado por el pontífice


“Lo último que muere es la esperanza”, dice Libero Milone, exrevisor del Vaticano que aunque ya no cree en el sistema judicial de la Santa Sede-que dos veces rechazó su pedido de indemnización con un argumento “ridículo”-, no baja los brazos. Y ahora reclama poder reunirse con el papa León XIV. No solo porque cree que él, siendo el pontífice, un monarca absoluto, podría resolver su caso -una pesadilla legal que se arrastra desde hace varios años-, sino también porque quiere advertirle que, más allá de los intentos del papa Francisco de hacer limpieza en las finanzas, en el Vaticano sigue existiendo un pequeño grupo de poder que controla las cosas y opera en forma turbia por sus propios intereses, a través de mecanismos invisibles.

“Quiero reunirme con el Papa porque creo que la única manera de resolver esto es que me escuche y que yo le cuente lo sucedido y conozca los detalles, porque hay demasiada gente que le ocultará la verdad, como le ocultaron a Francisco”, dijo Milone a un grupo de periodistas de distintos medios, entre ellos, LA NACION, en el despacho de su abogado de la Via Monte Parioli. La reunión ocurrió este miércoles, una semana después de que la corte de Apelación del Vaticano rechazara su demanda de resarcimiento por un despido forzado que manchó su buena reputación y le impidió volver a trabajar.

El caso Milone -hasta ahora irresuelto y otro fiel reflejo de las intrigas estilo Dan Brown que reinan en el Vaticano- estalló en junio de 2017, cuando el primer revisor general de la historia de la Santa Sede, experto contable con vasta experiencia internacional y currículum intachable designado por Francisco en 2015, fue obligado a renunciar por la que él llama “la vieja guardia” del Vaticano.

Con una carrera que lo llevó a ser director mundial de recursos humanos de Deloitte & Touche, experto contable reconocido en todo el mundo, que trabajó en otras grandes empresas como Wind, Fiat, Telecom, entre otras, Milone, de 76 años, fue entonces maltratado, según denuncia.

Pese a que su mandato era de cinco años, dependía directamente del Papa y tenía todos los poderes para investigar en forma independiente balances y cuentas, cuando comenzó a descubrir irregularidades, anomalías, fue bloqueado. Le cortaron el acceso al papa Francisco y, de un día para el otro y bajo amenazas, el 19 de junio de 2017 fue obligado a dimitir por el cuestionado cardenal Angelo Becciu -en ese momento, poderoso sustituto de la Secretaría de Estado- y el entonces jefe de la Gendarmería, Domenico Giani. Ambos, luego defenestrados por Francisco (Becciu incluso fue condenado por corrupción en primer grado en diciembre de 2023), entonces acusaron a Milone de espionaje y hasta prepararon un documento en su contra que hasta ahora nadie pudo ver.

“Yo no soy una espía, sino un revisor que lo único que hizo fue hacer su trabajo, bien. Me acusan de algo que no hice, sino simplemente acepté una misión para hacer algo bueno por mi Iglesia, intentando remediar ciertas anomalías contables que prevalecían en el Vaticano desde hacía tiempo”, asegura Milone, que recuerda que poco después de asumir su función esas mismas fuerzas que querían que no revisara las cuentas de la Santa Sede, le violaron el despacho y su computadora.

“Siempre es normal que haya resistencia cuando uno rompe el statu quo”, admite Milone, que más allá de sus cuarenta años de experiencia, reconoce que nunca llegó a ver lo que vio en las cuentas y finanzas del Vaticano. De hecho, enseguida comenzó a comprender que jamás se habían aplicado las reglas más básicas de control y transparencia, sino que reinaba una “deliberada desorganización”.

Un contexto tan alejado de la ética que comparó con Rebelión en la granja, el famoso libro de George Orwell. “Es el ejemplo perfecto para describir nuestro caso. En el libro los cerdos representan el poder y la avaricia que conduce a la corrupción. En el Vaticano, hay poder, avaricia y corrupción. En septiembre de 2017, dos meses después de mi salida, dije que había un pequeño grupo que controla el Vaticano y no le interesa que las cosas se hagan bien”, apunta.

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