

El Sistema Cantareira, principal complejo de reservas hídricas que abastece a la región metropolitana de San Pablo, registró en septiembre el nivel de agua más bajo de los últimos diez años, cuando el estado de San Pablo sufrió una de las sequías más trágicas de su historia. Las consecuencias en aquel momento fueron graves: racionamiento de agua y daños significativos a la agricultura y la ganadería. Pero, sobre todo, la crisis se extendió a toda la región sudeste de Brasil, afectando también a los estados de Minas Gerais y Espírito Santo. Según un estudio publicado en la revista científica Science, fue la novena sequía más grave del mundo entre 1980 y 2018.
Este fenómeno extremo se debió principalmente a un cambio anómalo en la posición de un gran sistema de alta presión en el Atlántico Sur (denominado ASAS). Este sistema se desplazó más cerca del continente, funcionando como una especie de “barrera” que bloqueaba la llegada de nubes cargadas de humedad al sureste de Brasil. Como consecuencia, las lluvias que normalmente caen en abundancia en esa época no llegaron o fueron muy irregulares. Además, el fenómeno climático El Niño, que altera aún más el régimen de lluvias, contribuyó a empeorar la situación.
La sequía de hace 10 años fue solo una de las varias señales de alarma que también explican la situación actual. De hecho, desde los años 90, los periodos de interrupción de la temporada de lluvias, los llamados veranillos, son cada vez más largos. La semana pasada, según los datos difundidos por Sabesp, la empresa pública de servicios básicos de saneamiento del estado de San Pablo, el volumen operativo del Sistema Cantareira alcanzó apenas el 29,5%, mientras que en el mismo período de 2024 el nivel era del 53%.
El Sistema Cantareira está formado por cinco grandes embalses artificiales conectados entre sí, los de Jaguari, Jacareí, Cachoeira, Atibainha y Paulo de Paiva Castro, que juntos acumulan y regulan el suministro de agua de gran parte del estado de San Pablo. Ante esta situación crítica, Sabesp declaró el estado de “escasez” de agua y anunció nuevas medidas para contener el consumo.
A partir del 22 de septiembre, la empresa amplió de 8 a 10 horas la reducción de la presión del agua en los hogares. La situación se supervisa constantemente y, en caso de que empeore aún más, ya se ha anunciado que podrían adoptarse medidas adicionales. En comparación con hace diez años, Sabesp ha ampliado las interconexiones entre los sistemas, lo que permite la redistribución de los trasvases de agua para reequilibrar los niveles hídricos, y ha trabajado para restaurar manantiales, embalses y fuentes.